martes, 1 de diciembre de 2015

Los controles del Estado y el rol del ciudadano

Los controles del Estado y el rol del ciudadano

En cuanto al estudio de las posturas políticas y los temas de debate de actualidad nacional e internacional, suelen haber ciertos bloques paradigmáticos que asumimos deben ir siempre bajo una conjunción de ideas que no necesariamente son compatibles, o que incluso, en muchos casos, podrían llegar a ser antagónicas. Lo cierto es que la conciencia ciudadana ha pasado a un segundo plano por una diversidad de motivos que se fundamentan en la masificación de la política, entendiendo que masificación no significa inclusión, sino más bien el atolondramiento del ciudadano por parte del Estado, la generación de individuos que empiezan a comportarse como hombres masa.

            Un buen ejemplo de los paradigmas cultivados en el seno de la conciencia colectiva, es la presunción de que las personas que están a favor de la legalización de la Marihuana, de la unión civil homosexual y del aborto, se encuentran necesariamente en el mismo espectro político, denominándose progresistas, cuando la verdad es que si nos vamos a lo fundamental, todas estas banderas podrían resultar incompatibles. En todo caso la libertad individual y la inviolabilidad de los derechos ajenos suelen ser el estandarte de los grupos modernos

Cuando nos vamos a fundamentar los planteamientos hechos en el párrafo anterior, nos damos cuenta que la legalización de la marihuana cobra sentido en el momento en que se demuestra que el psicotrópico es un vaso dilatador que induce al individuo en un estado de conciencia de relajación, y por tanto el consumo de la hierba pasa a ser una acción que acaba en si misma, que si el individuo decide hacerlo, no afectará a nadie, y entonces estaría en todo su derecho de hacerlo.

En el caso de la unión civil homosexual, encontramos que si ambas personas se encuentran de acuerdo y comparten el deseo de realizar dicha unión, entonces los principios de libertad e inviolabilidad, se respetan, pues la acción de casarse, es una acción que acaba en si misma. Pero, cuando nos vamos a analizar con estos dos principios la acción de abortar, encontramos que, aunque la madre se encuentra en toda su libertad de no querer empezar una familia por el motivo que sea, la inviolabilidad del derecho ajeno, y el deber del Estado de proteger al ciudadano más débil, que en este caso es el niño, se presenta una contradicción, y entonces, lo que parecía ser algo evidente, que es que las personas que estén de acuerdo con una cuestión, deberían estar de acuerdo con las demás, pierde sentido.

Todo esto tiene una intención, revisemos entonces los planteamientos que asumimos como ciertos bajo la argumentación de los principios de libertad e inviolabilidad, pues estos pueden romperse, y es cuando empezaremos a convertir la conciencia colectiva en conciencia ciudadana, dejar atrás las ideas inducidas por el Estado y construir una sociedad de interdependencia.

Alejandro Conejero

@ConejeroC

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