jueves, 17 de diciembre de 2015

Se acabó la revolución, que empiece la renovación

Se acabó la Revolución, que empiece la Renovación

Empieza el cierre del año 2015 y con el, el cierre de un proceso político en Venezuela. Ese proceso que algunos llamaron revolución, otros chavismo, y otros tropiezo. Lo cierto es que con un saldo mucho más negativo de lo apreciable, la revolución bolivariana empieza a despedirse con corrupción hasta el cuello, con un desabastecimiento increíble, dejando al hampa en el gobierno y con una soberbia que solo evidencia la psicopatía que padecen todos sus dirigentes. Pero, lo cierto es que después de aquel domingo 6 de Diciembre donde el soberano se expresó y decretó con firmeza el fin de la Revolución, y como el política no existen vacíos, ese domingo también empezó otro proceso político en Venezuela, y nuestra tarea es quizás darle forma, y darle nombre a aquello.

            Usualmente el espectro de un proceso político se define entre reformista y revolucionario. Los reformistas apelan a cambios ligeros en el sistema, de manera paulatina y sin mayores apuros para conseguir los objetivos que se plantean como proceso, por otro lado, los revolucionarios apelan a cambios abruptos y violentos, en todo sentido, para desmembrar el sistema actual y construir un nuevo orden nacional. Sin embargo, a la oposición venezolana, quizás incluso por su naturaleza de coalición, no podemos ubicarla en ninguno de estos comportamientos, sino más bien una mezcla entre ambos, un comportamiento que busca cambios sustanciales de manera paulatina y con paciencia, u comportamiento en todo concepto: renovador.

            Entonces, ¿el nombre?, la renovación venezolana, ¿la forma?, como lo indica su nombre, será un proceso de cambios sustanciales e importantes, quizás hasta de base, en el sistema venezolano, pero sin mayor apuro, pues lo que demanda el país es paciencia y compostura, serenidad, y por sobre todo, reencuentro, y para el reencuentro es necesaria esa demostración de tranquilidad y pusilanimidad. Su contexto, es quizás lo más interesante, pues la renovación venezolana se sumerge en el cierre también de un proyecto continental, el castrista, y el comienzo de otro, que Carlos Alberto Montaner tuvo la osadía de llamar: La Primavera Latinoamericana, y que con el favor de Dios y los pueblos, se completará pronto.

            Así que, no desesperemos en la búsqueda frenética de un cambio sustancial, la historia inmediata nos ha ilustrado para entender que aquello no lleva a nada bueno, y que por el contrario, suele ser un revés a los planteamientos iniciales. Tengamos paciencia, seamos partícipes de este proceso, comencemos por el marco legal e institucional, y finalicemos por la idiosincrasia nacional, el camino será largo y con muchísimos obstáculos, pues aún la revolución está cerrando, pero no desesperemos en la consecución de nuestros logros republicanos, la renovación está en camino.

Alejandro Conejero

@ConejeroC

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